Enorme mural de 26 m de largo con una altura de va desde 4,5 a 2,5m
Luna nueva
En este mural regreso al lugar donde mis raíces siguen latiendo. Aras de los Olmos fue el escenario de los primeros juegos y ahora también de nuevas imágenes que conectan pasado y presente como si el tiempo fuera un círculo.
Cada flor que aparece está inspirada en especies reales que habitan este paisaje. La pintura intenta rendir homenaje a esa biodiversidad silenciosa que forma parte de la identidad de este lugar.
Luna Nueva y las estrellas
Bajo uno de los cielos más limpios de la península, florece también el cosmos.
El mural dialoga con las estrellas. En Aras hay un observatorio astronómico excepcional, y quise que el cielo tuviera su propio espacio en la pintura. Naturaleza, ciencia y magia también se abrazan en esta historia.
Dos figuras dormidas representan a La Muela, la montaña que protege al pueblo. Un lugar de encuentros, recuerdos y futuro que ahora también habita este muro, como una presencia serena que cuida.
Luna Nueva y la memoria
Hay presencias que no se ven, pero vuelan entre nosotros.
Algunas mariposas llevan mensajes invisibles. Este mural guarda un pequeño homenaje personal, una forma de recordar lo que nos acompaña aunque ya no esté. Porque el arte también es un puente con la memoria.











